Los alimentos que comemos no nos influyen tan solo en el ámbito biológico, comemos cuando tenemos hambre, sino que también es un acto muy emocional. Nuestra relación con la comida está condicionada por las emociones desde que prácticamente nacemos. Tenemos que darnos cuenta, que comer es un acto social, afectivo y sensorial.
Precisamente por eso las situaciones de estrés, las preocupaciones, la ansiedad o la tensión pueden hacernos comer para tranquilizarnos. Por el contrario, las emociones como el dolor, la angustia o la tristeza pueden hacer que comamos menos o no tengamos sensación de hambre.
En consulta te ayudamos a que tu relación con la comida mejore y que no seas un “comedor emocional”. Nos parece necesario que en las mismas consultas de seguimiento se trabajen técnicas como el Mindfulness eating, que te ayudarán a controlar la ansiedad y a comer más conscientemente y lo que necesites independientemente de tus emociones. A su vez, trabajando la Alimentación Intuitiva, conseguiremos poner el foco en las sensaciones de hambre y saciedad, evitando las situaciones en las que comemos emocionalmente y mediante ejercicios cognitivo-conductuales, te ayudaremos a desarrollar estrategias necesarias para superar lo que llamamos “Picos de ansiedad”.